jueves, 5 de marzo de 2009

Destruir para construir algo mejor

Noé Carrillo Molina /El Mundo de Orizaba
México 05 de marzo, 2009

Impensable, el pavimento de 20 centímetros de espesor de la calle Madero fue levantado en instantes.

El Mundo de Orizaba

El Sol iluminaba una de las torres de la Catedral de San Miguel, su reloj marcaba las 8:30 horas y hasta la Oriente 5 se escuchaba el trepidante sonido del taladro.

Para entonces, el taxista de la unidad 606 comentó con rostro de sorpresa: “No ha de haber paso, ves que hoy cerraban la calle para iniciar eso del cableado”.

La calle Madero Sur se caracterizaba porque los peatones percibían un cosquilleo en los pies, propio de las vibraciones del taladro. Las cortinas metálicas de los comercios todavía lucían abajo. Al caminar por la zona fue inevitable voltear a ver las máquinas circulando en sentido contrario.

Los puestos de revistas, donde los encargados empiezan a vocear alrededor de las 9:00 horas, esta vez lucían cerrados. Los voceadores acomodaban los diarios del día y, al parecer, se disponían a elegir otro punto de venta.

Las cintas amarillas con el mensaje de precaución y las rojas con la leyenda peligro, ya estaban colocadas; cedían espacios sólo en las esquinas de Oriente 6, 4, 2 y Colón para el paso de peatones.

Dos policías custodiaban la ruptura del pavimento, ese de más de 20 centímetros que ayer pasó a ser historia.

El polvo fue a parar a los ojos de muchos, aún así, contemplaban la escena que quizá jamás imaginaron: destruir para construir algo mejor.

Para las 10:30 horas abrían los primeros negocios; no obstante, cerraban sus accesos, pero colocaban hojas blancas donde escribieron con marcador negro la leyenda ‘Abierto’; lo hacían porque no querían ser ‘polveados’.

Una jornada amenizada por “Las Mañanitas”, entonada por el músico que reunía apenas siete pesos en el sombrero, mientras que en otros días le iría mejor porque circulan decenas de autos por esa congestionada vía.

Esa historia se relatará por los próximos cuatro meses, para muchos será sorpresa, para otros una normalidad al quedar frente a su trabajo y para otrosmás los momentos de nostalgia, al relatar a generaciones futuras que algún día los cables estuvieron en el aire.

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